MIS POEMAS







                     
                                       
                                       

                                                   





SIMBOLOS

 Oigo su mágica melodía
acurrucándose en mi espalda,
murmura,
con sus símbolos oscuros,
la noche duele en las sombras,
desde este lugar
todo se ve lastimosamente lejano,
sólo  el instinto permanece
recostado en algún rincón
de este cuerpo,
y la sed,
dando vueltas por mi vientre
como una serpiente perdida.
Desde este lugar,
la sangre se devora a sí misma
y las palabras
son vanas promesas
de un alivio inconcluso.
Y el fuego que nunca dice basta
persiste,
a pesar de este manojo de venas
que desafinan
como un piano olvidado en la niebla,
y oigo su mágica melodía
y ellos pasan a mi lado
como relámpagos,
mientras el corazón se duerme
en la monotonía del silencio…

Julliette 

VACÍOS


"Los zapatos caminaron vacíos en busca de dos pies"


 Los caballos del apocalipsis,
desatan su furia ciega
en las costillas de un Dios olvidado.
Un niño apolillado
duerme su sueño eterno
junto a una navaja
que se esconde del mundo
en su bolsillo agujereado;
se cubre las heridas,
con una frazada ensangrentada.

-Y la lluvia lava y purifica.-

¿Cuántos litros de agua
harían falta
para salvar al poeta?

Mensajeros del infierno y del cielo
agonizan en las sombras.
y hay en medio de todo,
un libro de arena.

Y yo, con estos huesos astillados,
acorralada por la sangre
que no me pertenece,
en esta ciudad aplastada
por las pretensiones
de unos zapatos vacíos…

 

Julliette


MI CUERPO



Que se haga imagen,

el olor nauseabundo de tus huesos,

allí dónde reposan mis heridas,

que se propague el negro de tu aliento,

por toda la ciudad y en carne viva.

Que la lluvia se lleve los fluidos,

que emanará mi cuerpo enloquecido

y que la noche ciega  deje anclado

tu perdón al costado del destino.

Que esta muñeca, que anhelaste rota,

lame su sangre seca en su delirio

y reconstruye, insaciablemente

puñaladas de un dios muy desprolijo…
                                                                   

 Miriam Gomez

SOLEDAD
La mano 
intuye la distancia.
Se abre a las gotas de lluvia
que caen para glorificar la ausencia.
Se asoma a la noche
con los puños cerrados
esperando una señal
que solo conoce la mano lejana.
Arrastra su duelo
dentro de un jardín abandonado.
El universo
sin piedad
borra la respuesta
la mano
abrazada a las espinas
de una rosa marchita
se duerme.
Miriam Gómez




TU POLLERA

dedicado a mi madre 


Dando vueltas alrededor de tu pollera, el paraíso era posible.
Claro que eso era ayer; cuando mis pies apenas eran grandes como los sueños de un enano sin sueños.
Entonces; también se dibujaba el arcoiris en tus ojos verdes; cuando mirándome crecer aplaudías casi todos mis errores.
Estirar las manos y tocar el cielo era sencillo en tus brazos que llegaban hasta el infinito.
Hoy, que apenas puedo susurrarte penas. Hoy, que tus ojos me miran sin verme, porque un enjambre de delirios se hospedan en tu memoria. Hoy que tu pollera no puede sostenerme, porque tus piernas se durmieron en una noche diabólica y eterna. Hoy que en tus ojos ya no hay arcoiris y todos mis errores se duplican, se multiplican, se quedan a vivir entre mis piernas, que no sostiene ningún paraíso. La soledad se estaciona en todas mis orillas; formando ríos putrefactos en mis recuerdos.Y doy mil vueltas, esperando ver sobre mí tus manos, esperando ver tu pollera sirviéndome de refugio; pero solo consigo destrozar mis rodillas al caer, vomitada por el mareo obligado, por la verdad que rompe en mí todas las mentiras que intento recuperar.
Hoy, que mi espalda te sirve para apoyar tu cansancio, y mis brazos te sostienen; recuerdo tus manos acariciando teclas, recuerdo tu cuerpo envuelto en un vestido que nunca pudo hacerte más bella, porque tu belleza era auténtica.
Hoy, que estamos en la muerte sobreviviendo.
Hoy, que las sombras se apoderaron de la belleza luminosa de tu rostro.
Te peino
Te visto
Te perfumo
Y aun así, tu piel no puede ser más bella.
Hoy, tu belleza es auténtica...


Miriam Gomez



CISNES


Cisnes en la bañera
preguntaron por lo que no fue
y se ahogaron de piedad...
                                                               
                                                                                              Miriam Gómez

 EL GEMIDO

El alma
conserva la semilla del tiempo.
El corazón en su lecho
se cierra ante el pudor de los espejos.
La mañana lanza un gemido.


Miriam Gomez
  




PASOS

El árbol
mira mis pasos
y llora desde su raíz...


Miriam Gomez


TU MIRADA
En los ojos de un perro vagabundo
tu mirada triste
escapa de las piedras.
Yo con las manos en carne viva
recojo tus pisadas.
Miriam Gómez


  ROSTROS


Rostros,
hundidos en la memoria,
quemándose en la fogata
de los dedos sin piel,
buscando una señal de agua
para calmar esta sed de tierra.
Sobre el anuncio de la lluvia
la palabra ¡Cuidado!
Recuerda el espejismo,
no te conmuevas.
Tu ya lo sabes,
“todo se desune”.
Tus manos ya conocen
el desenlace fatal de la alegría.
¡Ay, el fuego!
Tantas veces caíste entre sus llamas
que tus brazos anhelan el incendio.
Tienes grabado el mal entre tus ojos,
en tu cara de niña traicionada,
en esa mueca de siglos en tus labios.
Toda llaga y cenizas.
Y los rostros,
hundidos en tu memoria,
tejiendo sombras alrededor del sol,
añorando raíces,
matando a tus pies pequeños,
que se suicidan en cada amanecer.
Y ahora él,
que llega de un jardín lleno de pájaros,
y prefiere en el viento elevarse,
grabar sus palabras
en el cielo raso de su habitación.
Él, saltando entre tus brasas húmedas,
entre tus piernas muertas.
Acercándose a tu dolor,
de árbol, de piedra,
desnudándote ante los espejos negros.
Y ahora él,
y con él, el agua,
que todo lo arrastra y lo disuelve.
Borrando tu fuego,
metiéndose en tu danza salvaje,
reflejando colores en las muertes.
Él, el rostro que aprisiona,
de nuevo el abandono,
el no saberse.
Algo en ti sabe que el desamparo
te volverá a dejar entre tinieblas,
entonces, con cierta lentitud,
te desprendes el botón de la camisa
y extraes gotas negras de tu carne.
Dios desata su ira y el dolor te hace caer.
Y así,
con tus rodillas ahogadas en sangre,
te sonríes,
en el desorden de tu propio sacrificio,
en tu retorno al fuego.
Lo miras con tristeza,
a él, que quería tu risa.
Lo abrazas en tu desamparo.

- Entonces, Dios se duerme llorando. –

     Miriam Gómez


DONDE PISAS

Caminas por las calles de mi barrio
para oler mis pisadas
y yo que siempre miro al piso
tropiezo con tu nariz,
mientras voy por la vida
sosteniendo esta fisura,
que cuelga de mi costado como
un gusano ciego
tratando de acomodarse a mis tinieblas.
No necesito luces para verte,
se que te escondes
detrás de todas mis puertas.

-Hay tanta sombra donde pisas-
Tal vez
uno de estos días te sorprenda olfateando
y te acune debajo de mis pies...

    Miriam Gómez.-